Lunes 27 de septiembre, la guardia civil comenzó a conducir a las dependencias judiciales hasta a 16 personas en Ayora, por haber participado en las diferentes protestas contra la posible ubicación del ATC en Zarra (Valencia). Motivos: supuestos delitos contra la seguridad del tráfico, desordenes públicos y resistencia a la autoridad. La alarma en el Valle fue impactante. “ Hasta 100 personas vamos a detener” – comentaba la guardia civil-. Entre ellos, se “condujo” a una señora de 70 años. A todos se les citó para un juicio rápido al día siguiente en los Juzgados de Requena.
Martes, 28 de septiembre. Juzgados de Requena: Greenpeace estuvo al lado de los “detenidos” en todo momento. Carlos Bravo desde la campaña, el Departamento de Participación entero, el grupo local de Valencia y la Junta Directiva de la organización, a través de un miembro suyo asesoraron y acompañaron a estas personas y a su abogado en su defensa.
La mañana fue dura y tensa. A primera hora, todo aquello tenía mala pinta. El informe de la guardia civil, cargaba las tintas sobre los hechos, unos hechos que nunca ocurrieron como allí se indicaba. Comienza el ir y devenir jurídico y mediático. Todos/as declararon que las concentraciones fueron pacíficas, supervisadas y pactadas con la autoridad policial y disueltas ante el requerimiento verbal de los agentes. Entonces ¿qué pasaba allí? ¿porqué todo aquello?
Los medios recogieron ampliamente nuestra denuncia: “esto es un intento de asustar y detener las movilizaciones contra el ATC”. La mañana pasaba y las declaraciones ante la jueza y las gestiones de los letrados, fueron teniendo su efecto. La jueza notificó que no celebraría juicios rápidos y que se abrían diligencias previas para investigar qué y cómo habían ocurrido los hechos denunciados por la guardia civil. Bien!
Larga espera y lentas declaraciones. Sobre las 14,15 horas, he de confesaros que se oían unas distendidas risas de la jueza y la secretaria del juzgado, desde la sala judicial, ya que cada vecino con su claridad y frescura estaban haciendo ver a su señoría que las movilizaciones anti-ATC fueron preocupadas pero tranquilas, masivas pero ordenadas junto a la guardia civil… En fin, casi al final, mi idolatrado Ubaldo, pastor y propietario de una casa rural en el Valle, hizo que aquellas risas trascendieran la Sala por su alto tono, pues la naturalidad y claridad de este amigo, fijaron los hechos reales: …¿Había un organizador, un director de aquella asamblea, de aquellas manifestaciones…?- preguntó la Jueza…- , - ¡Allí no había pastor!- contestó Ubaldo - ¡Todos íbamos como los animales, donde iba uno, iban todos!- agregó. – Lo único que queremos es no tener un cementerio nuclear al lado de casa - concluyó.
Sobre las cuatro y pico de la tarde, terminamos aquella aventura. Los ánimos de la gente de Ayora y Zarra, ya eran otros y jurídicamente el asunto parece más inocuo. Las Cortes Valencianas, esa misma mañana, se pronunciaron unánimemente en contra del ATC en Zarra (por fin) y el delegado del gobierno dijo que estos hechos se tratarían “buscando una solución justa y adecuada”…. Esperemos pues, que no trascienda nada grave para estos vecinos puesto que nada grave ocurrió en todas las movilizaciones y todas ellas obedecían a un único deseo: el ATC no es la solución y no lo queremos en la comarca.
Que así sea.
José David Sandoval Salvador, voluntario de Greenpeace
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