El buque insignia de Greenpeace, el Rainbow Warrior ha comenzado en Valencia una campaña europea para denunciar la contaminación por residuos plásticos que sufre el Mediterráneo. Los datos son demoledores. La concentración de éste material es similar a la de las cinco islas de plástico descubiertas en los océanos, dos en  Pacífico, dos en el Atlántico y una en el Índico.

 
 
¿Pero cómo es ello posible, de dónde proceden estos plásticos? Pues el 80% directamente de tierra. ¿Cómo? Sí, aquella botella de agua olvidada, esa cucharilla de café o esa bolsa que no se dejó en el contenedor correspondiente termina degradándose y descomponiéndose en el mar. Aunque vivamos alejados de las costas parte de nuestros desechos plásticos terminan conducidos por la gravedad, los desagües, las acequias y los cursos fluviales en el mar.
 
Y una prueba gráfica de cómo llegan estos residuos al Mediterráneo, son las imágenes tomadas por Greenpeace (en el vídeo las tenéis) hace unos días en la desembocadura del río Segura, en Alicante. Miles de envases plásticos, principalmente envases de bebidas, son arrastrados por corrientes y mareas hasta las playas y el mar todos los días. Allí se descomponen durante décadas o siglos pasando a formar los microplásticos que alimentan la creciente contaminación de los océanos.
 
Imágenes como las del río Segura no parecen propias de un país donde los responsables de vender esos envases (marcas de bebidas, envasadores y supermercados) aseguran que se reciclan sus envases. Reciclado al que por ley están obligados. Pero la realidad les contradice.


 
Hoy delante del Rainbow Warrior hemos tenido 62.500 envases plásticos sobre el asfalto, como símbolo de los envases que se pierden en una hora en la Comunidad valenciana, según los datos del propio sector empresarial responsable de fabricar y vender estos envases. Datos alejados de los aportados por el Gobierno valenciano que cifra en más de 208.000 envases a la hora no reciclados.
 
¿Podemos tolerar esto? Es evidente que no. Existen alternativas y una solución a ello. La propuesta de las Cortes valencianas es vender estos productos con un sistema de devolución y retorno. Algo que ya se hacía en nuestro país y que actualmente se hace en más de 40 países y regiones del mundo con éxito. ¿A qué esperamos?

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