Bendita sea la hora en que el Presidente de la Generalitat, José Montilla, se ha pronunciado en contra de la instalación del cementerio nuclear (en lenguaje de ENRESA, Almacén Temporal Centralizado de residuos nucleares de alta actividad) en Cataluña. Una decisión in extremis, justo antes del voto del Pleno Municipal de Ascó del martes 26 de enero, fruto de la presión popular, que el domingo 24 llenó a rebosar la plaza de la villa de Ascó. Una presión - en las Tierras del Ebro sobre todo, pero que está arraigada en todo el movimiento antinuclear de Cataluña - que ya había hecho hecho asumir a Artur Mas la necesidad imperiosa que Convergència se mantuviera coherente con lo que había votado en el Parlamento de Cataluña en el sentido que el cementerio nuclear no se ubique en Cataluña. Y, no lo olvidamos, fruto de firme oposición al cementerio de sus socios de gobierno: ICV ya votó en el congreso en contra de la política de residuos nucleares que impulsa ENRESA; ERC, que se abstuvo, ha decidido plantar batalla. El resultado: hacer abortar la maniobra del PSC de ampararse bajo la falta de competencias para atraer, de facto, el cementerio nuclear en Ascó.

Desgraciadamente, tanto Montilla como Mas se ha apresurado a decir que su oposición al cementerio nuclear no es incompatible con su apoyo a la energía nuclear, sino que Cataluña ya ha cumplido con su grado de "solidaridad" con el resto del Estado, con cuatro centrales nucleares - de las cuales, tres en funcionamiento. Es lamentable hasta qué punto nuestros máximos dirigentes políticos mantienen una visión energética propia del siglo XX. Quizás hará falta que alguien les explique que en época de cambio climático y crisis energéticas, la única vía de salida posible es una transición decidida hacia las energías renovables, que, al contrario que las nucleares, van subiendo su participación en el mix energético año tras año – y ello pese a las asfixiantes políticas propiciadas por Miguel Sebastián, por otra parte impulsor de este engendre denominado MTC. Las centrales nucleares, que no pueden modular su producción, son las principales barreras a la transición hacia las energías renovables - a pesar de la retórica de las cámaras de comercio o del Foro Nuclear. Vemos cómo ya desde Gas Natural se denuncia que hay un "exceso" de renovables. Un exceso que hace peligrar la rentabilidad económica de un modelo energético sucio y peligroso.

Los catalanes, queremos y tenemos derecho a un sistema energético limpio, sin emisiones de radioactividad, ni de gases de efecto invernadero, ni de contaminantes atmosféricos. Un sistema que no genere residuos radiactivos que endosar a las generaciones futuras. Un sistema en que todos podamos invertir energía limpia|neta en la red. Si nuestros líderes no saben aceptar ideas nuevas, quizás habrá que buscar nuevos líderes.

O quién sabe si no. Al fin y al cabo, Montilla y Mas han sabido cambiar de opinión sobre el cementerio nuclear. Si piensan un poco más, si abren los ojos a la realidad y las tendencias en la producción energética, quizás sabrán cambiar de opinión - y dejar su seguidísimo de la energía nuclear atrás.

Anna Rosa Martinez, Delegada a Catalunya. Greenpeace

--------------------------------------------------

Miércoles 27 de enero, a las 20 h, en la Plaza Sant Jaume de Barcelona, concentración "Nucleares: cierre, no cementerio!" ¡VENTE!

-------------------------------------------------