Esta semana Greenpeace inicia en las islas Canarias una serie de actividades encaminadas a que el archipiélago no caiga en manos de la industria petrolera. Un proyecto de alto riesgo propuesto por la multinacional Repsol y que cuenta con los parabienes del Gobierno central. Un Gobierno empeñado en llevarnos, en materia energética, al siglo pasado y en no hacer caso a lo que de forma clamorosa viene reclamándole el pueblo y las instituciones canarias, que le dicen ¡Prospecciones NO!

Protesta acuática contra las prospecciones de petróleo

Las islas Canarias atesoran uno de los entornos naturales más importantes del planeta. Un territorio frágil y con una biodiversidad sin igual donde existen catalogadas más de 19.000 especies de fauna y flora, de las cuales 5.000 son exclusivas y viven solo en el archipiélago. Cinco de las siete islas están declaradas en su totalidad Reservas de la Biosfera y otra lo es en un 50% de su territorio. Cuentan con cuatro Parques Nacionales y más del 47% de su territorio está protegido por convenios y legislaciones de Naciones Unidas, de la Unión Europea y de España. Así, podríamos calificar las islas Canarias como las Galápagos de Europa a pesar de estar en territorio africano.

Y por si todo esto fuera poco, junto a las costas de Lanzarote y Fuerteventura se sitúa una de las cinco área mundiales de afloramiento de aguas profundas (uno de los únicos cinco pulmones de los océanos a escala planetaria). Este fenómeno provoca que la biodiversidad marina y la riqueza pesquera de la zona sean de excepcionales. Además, es una de las áreas con mayor concentración y número de especies de cetáceos del Atlántico (26 especies entre las que varias están clasificadas como “en peligro de extinción”).

Sin embargo, estos argumentos ambientales no han sido suficientes para que el ministerio de Medio Ambiente descarte definitivamente las prospecciones. Todo lo contrario el mes pasado emitía una declaración de impacto ambiental positiva que daba luz verde al proyecto petrolero.

Pero además de la parte ambiental en este caso está la cuestión social y económica. El pueblo canario junto a sus administraciones se ha revelado en contra de las prospecciones. En contra que la fiebre del petróleo arruine su futuro. Y a pesar de todo ello, en un ejercicio de desprecio absoluto a sus ciudadanos, el Gobierno central ha optado por favorecer los efímeros beneficios de una petrolera en contra del intereses general. La justificación esgrimida ha sido alcanzar cierta independencia energética. Dicha independencia nunca llegará de la mano de los hidrocarburos o del uranio, pero si del desarrollo de las energías renovables de las que España era líder mundial. Pero éstas no interesan a los grandes oligopopolios energéticos y al parecer tampoco a nuestro Gobierno.

¿Qué puedes hacer tú?

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