En estos 45 años, tras un número incontable de campañas e historias, algo permanece en el centro de la identidad de Greenpeace: las personas. Son el corazón de lo que somos e imprescindibles para crear el mundo verde y en paz que necesitamos.



Greenpeace comenzó su historia con un puñado de mujeres y hombres en el puerto canadiense de Vancouver que voluntariamente ofrecieron su tiempo, su energía, su creatividad y su coraje para poner en marcha algo más grande que ellos mismos. Este pequeño grupo de personas trabajaron juntas para protestar contra las pruebas nucleares que se realizan en la Isla de Amchitka, en costa de Alaska.

Tras recolectar fondos y hacerse con un barco, llamado inicialmente Phyllis Cormack y rebautizado como Greenpeace, el grupo de activistas comenzaron su viaje. Por desgracia, las autoridades estadounidenses interceptaron el barco y la tripulación fue devuelta a tierra.

Esta versión simplificada de la historia fue el comienzo de un viaje mucho más largo. Los tenaces esfuerzos de aquel pequeño grupo de activistas que navegaron hacia un adversario mucho más grande que ellos ayudó a despertar el interés de la ciudadanía, y la oposición hacia las pruebas nucleares creció.

 

Lo que su historia demostró es que pequeños grupos de personas pueden unir a comunidades enteras hacia un objetivo común en modos que nunca pensamos que fueran posibles. Este tipo de colaboración pone de relieve nuestros puntos de acuerdo, en este caso sus preocupación común por nuestro medioambiente.

Desde aquel día de 1971, Greenpeace ha obtenido muchas victorias y derrotas. Hoy, en nuestro 45 aniversario, celebramos aquellas victorias al tiempo que continuamos aprendiendo de nuestras derrotas.  

Queremos reconocer y agradecer a todas las personas que participaron desde el principio, a aquellos que han dedicado casi toda su vida trabajando incansablemente para proteger nuestro planeta.


Traducción: Nunca es tarde para creer que puedes cambiar el mundo

Sin activistas y ciber-activistas, tripulaciones, responsables de campañas, voluntarios, científicos, abogados, periodistas, lobbistas políticos e investigadores, Greenpeace sería sólo una palabra. Greenpeace está hecho de personas con las mismas ideas y valores, trabajando en oficinas nacionales repartidas por todo el planeta; es sus socios y socias y sus aliados. Greenpeace es más de 36.000 personas voluntarias activas en todo el planeta compartiendo sus habilidades, su energía y su tiempo para organizarse en sus comunidades locales.

Y tenemos que celebrarlo y recordar que podemos ser una fuerza positiva de la naturaleza porque nos enfrentamos a grandes problemas ambientales que amenazan con alterar radicalmente el planeta y a todos sus habitantes. La esperanza de poder cambiar colectivamente el curso actual es imprescindible.

El mayor reto al que nos enfrentamos es el cambio climático. El Acuerdo de París es un gran paso para poner en marcha una mayor acción internacional que nos mantenga por debajo de un aumento medio de la temperatura de la Tierra de 1,5ºC y nos lleve hacia un escenario 100 renovable con energía segura para todos. Greenpeace está trabajando para mover al planeta desde una economía basada en los combustibles fósiles hacia una construida sobre energía limpia y renovable, y que aporte beneficios a las personas. Para hacerlo necesitamos cambiar el equilibrio de poder actual que tanto beneficia a la industria de los combustibles fósiles.

Conectado con el cambio climático, la acidificación de los océanos es un efecto directo de las masas oceánicas absorbiendo una cantidad excesiva de emisiones dióxido de carbono (CO2) que ya está afectado a la vida marina. Greenpeace quiere más áreas marinas protegidas, menos pesca ilegal y está colaborando con otras organizaciones para detener la actual tendencia que está convirtiendo los océanos en gigantescos vertederos de plásticos.
 
El progreso logrado de forma conjunta con comunidades y diversos grupos para conservar las selvas tropicales es crítico. Este trabajo permite la conservación de la biodiversidad única que habita estos grandes bosques y también ayuda a proteger nuestro clima debido al papel que los bosques juegan en la modulación del clima y el almacenamiento de CO2.

Greenpeace hace campaña para que la forma de cultivar nuestra comida sea buena para el planeta y las personas. También trabajamos para conseguir un futuro libre de tóxicos donde los químicos peligrosos desaparezcan de nuestro medio ambiente.

A día de hoy, continuamos luchando con todas nuestras fuerzas contra las armas nucleares y aunque las pruebas nucleares han disminuido mucho gracias a las personas que se alzaron contra ellas, muchos estados siguen en posesión de armas nucleares. Es necesario un acuerdo de Naciones Unidas que prohíba las armas nucleares.

La salud del planeta depende de la salud de todas sus partes. Las interconexiones son complejas y las soluciones muchas veces están lejos de nuestro alcance. Hoy, como hicieron otros hace 45 años en Vancouver, serán necesarias muchas personas que den voz a los problemas ambientales y trabajen en las soluciones.

Martin Luther King Jr dijo que El progreso humano nunca es automático pero es inevitable Cada paso hacia la justicia requiere sacrificio, sufrimiento y lucha; el incansable esfuerzo, pasión y entrega de individuos”.

Hoy hay una gran urgencia para proteger a nuestras comunidades y a nuestro planeta. El activismo es más necesario que nunca. Personas emprendiendo acciones no violentas, siendo testigos, denunciando crímenes ambientales, investigado sobre los problemas ambientales y sus soluciones. Más y más personas creen y están dispuestas a soñar que un mundo verde y en paz está a nuestro alcance.

¡Feliz aniversario, Greenpeace!

Jennifer Morgan y Bunny McDiarmid, directoras de Greenpeace Internacional. Texto publicado en el Huffington Post