Una vez más escribimos para que ustedes abran los ojos ante la lectura de este post, ante la sorpresa de un mundo que para muchas cosas vive en las antípodas de la cordura. Una vez más, a Greenpeace se le reclama una compensación económica por defender la naturaleza, por defender un patrimonio natural que es de todos y no de unos pocos. Hoy, la coordinadora de campañas de Greenpeace, María José Caballero, ha declarado en el juzgado de San Lorenzo de El Escorial (Madrid) como imputada por la acción de denuncia pacífica que en 2007 pintó en la fachada del hotel ilegal de El Algarrobico (Almería) dos claras y grades palabras “HOTEL ILEGAL”.

La promotora del hotel, Azata del Sol, reclama a Greenpeace una compensación económica cercana a los 200.000 euros por los supuestos daños que ocasionó la pintada al edificio. Precisamente esta semana se cumplen cuatro años desde que el juzgado de Almería dictaminaba la paralización cautelar de las obras del hotel. Cuatro años donde varias sentencias han subrayado aquello de que "un hotel de estas características supone un daño irreversible a los animales y plantas que viven en el Parque Natural". Un daño que  para la Consejera de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía no es tal y que sorprendentemente lo vocifera incluso en sus declaraciones públicas. Declaraciones que chocan frontalmente con las 17 ocasiones en las que los tribunales han ratificado la ilegalidad del hotel.

Si el Ministerio de Medio Ambiente y la Junta de Andalucía fueran verdaderos líderes en gestión medioambiental, la demolición del hotel sería inmediata, sin dilación y sin excusas, sin embargo, la laxitud, la desidia y pasividad de ambas administraciones hace que éstas sean actores actores principales en este gran teatro que sólo beneficia a promotoras  como Azata de Sol y ayuntamientos como el de Carboneras.

Por un lado Azata del Sol reclama al Estado millones de euros en compensación por su hotel, aún a sabiendas de la ilegalidad de las obras que inició en 2003, y por otro reclama a Greenpeace una suma desorbitada para poder pintar de nuevo su fachada. Y hoy nos preguntamos ¿quién  va a pagar al Parque Natural Cabo de Gata-Nijar por las heridas que 75.000 metros cúbicos de hormigón le han provocado en una de las últimas playas vírgenes de nuestro Mediterráneo?

Pilar Marcos, responsable de la campaña de Costas de Greenpeace