La primera vez en aquel fiordo - 2001

El 22 abril de 2001 Kaali, un amigo Inuit nos llevó en su pequeño barco a un punto del fiordo de Qaleragdlit en el extremo sur de Groenlandia. Desde allí comenzaríamos la travesía de Groenlandia de Sur a Norte, con un trineo arrastrado por cometas gigantes en total autonomía, sin depósitos previos, sin moto-nieves de apoyo y sin avituallamientos aéreos.

El punto exacto donde Kaali nos dejó, a mi compañero y a mí con todo el equipo y víveres que necesitábamos para la expedición, era un punto donde se unía la montaña y un glaciar de unos 7-8 Km de largo con un frente glaciar (donde nacen los icebergs) de aproximadamente 2 Km de ancho.

En la primera fotografía puedes observar como el glaciar cae claramente al mar sin interrupción desde donde estamos porteando el material hacia la derecha de la fotografía (hacia el este).
A la postre, la expedición Transgroenlandia 2001 se convirtió en la travesía polar más rápida de la historia (2.225 Km en 32 días). Por primera vez, en la larga y sufrida historia de la exploración polar se usó un “vehículo” totalmente ecológico, en este caso impulsado por energía eólica y que podía atravesar casquetes polares de una manera realmente eficiente.

La segunda vez en el mismo fiordo - 2005

4 años después volví al mismo fiordo con un grupo de viajeros para enseñarles dónde habíamos empezado la travesía y para andar un poco por el glaciar. Le dije a Kaali que nos llevara en su barco al mismo punto que nos había dejado en el 2001.
Cuando estamos ya en el fondo del fiordo para el motor del barco y me dice:
- “Aquí es donde os dejé la otra vez”.
Y yo viendo que había una pequeña playa de arena de unos 15-20 metros de ancho, le digo:
- “No, no, este no es el sitio. Era donde se juntaba la montaña con el glaciar ¿recuerdas?”
Porque yo veía la montaña a un lado, pero en el otro lado no veía el glaciar que supuestamente ahí debería caer al mar.
Mi amigo groenlandés con infinita paciencia intenta explicarme en una mezcla de Kallalisut (groenlandés) e inglés que el hielo había desaparecido. Pero, yo absolutamente incrédulo a lo que decía y a lo que veían mis ojos, saco el GPS y compruebo la posición.
Desgraciadamente, Kaali y el GPS tenían razón. Ese era el punto y había desaparecido una enormidad de hielo. Tanto que allí ya no “nacían” icebergs, simplemente el glaciar había retrocedido bastantes metros y ahora moría en esta “nueva” playa.

Una tercera vez en ese fiordo - 2007
Pasados 2 años, en 2007, estaba guiando a unos viajeros en una travesía con esquís por el casquete polar de Groenlandia cuyo final también sería el fiordo de Qaleragdlit, en el mismo punto donde había empezado la expedición Transgroenlandia 2001 y donde había estado con los otros viajeros en el 2005.

El día que llegamos al fiordo, era cálido pero yo me quedé helado ante lo que veían mis ojos. Allí ya no había una pequeña playa, sino una mucho más grande de más de 200 metros. Y solo habían pasado 2 años desde la última vez que había estado en ese lugar.

Pero el retroceso no era lo único que me asustó. Es que la altura del hielo había disminuido considerablemente de todo el frente glaciar y además, el glaciar que “corría” paralelo a la montaña durante esos 7-8 Km se había separado más de 100 metros dejando una gigantesca rimaya.

La foto que ves a continuación, para mis compañeros de expedición era una bonita postal, pero para mí era una fotografía del “canibalismo” insaciable del calentamiento global.



Lo que está pasando
No soy científico, pero llevo 25 años recorriendo el Ártico desde Siberia a Canadá, desde Groenlandia al Polo Norte y no llevo la cuenta, pero probablemente habré recorrido en diferentes medios de transporte fácilmente más de 100.000 km en las regiones árticas, y sí me pongo a contar como están retrocediendo salvajemente los glaciares en pocos años, como los Inuit ya no pueden ir en trineo de perros a cazar y pescar porque el mar ya no se congela en todo el año como lo hacía desde la noche de los tiempos; o como están apareciendo “nuevas” tierras e islas antes cubiertas por el hielo y que por lo tanto ni siquiera estaban cartografiadas, sí me pongo a contar lo que está pasando en el Ártico, como te decía, desgraciadamente no paro…

José Naranjo, viajero y explorador de Mundo Ártico

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