Son cada vez más frecuentes los grandes huracanes y tormentas devastadoras que destruyen casas y vidas humanas. También estamos sufriendo olas de calor sofocantes, grandes incendios forestales, sequías, inundaciones e incluso tormentas de nieve en el desierto. Y las previsiones son que la cosa irá a peor si seguimos con nuestra adicción a quemar combustibles fósiles.

Greenpeace acaba de hacer público el informe titulado “Point of no return” (Punto de no retorno). En él se denuncia la hipocresía de algunos gobiernos, que con una mano firman compromisos internacionales para reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero, y con la otra apoyan y promueven 14 de los mayores proyectos que pretenden quemar carbón, petróleo o gas en el mundo.

Los cálculos realizados por Greenpeace muestran que de ponerse en marcha estos proyectos se emitirán a la atmósfera 6,3 gigatoneladas de CO2 al año. Ello supone un aumento del 20% de los niveles actuales de este gas de efecto invernadero, por encima de las emisiones anuales de los EE.UU. Este enorme incremento nos llevaría a una subida global media de la temperatura de entre 5 y 6 grados centígrados, lo que supondría al planeta un cambio climático catastrófico. Todo ello nos alejaría del objetivo de mantener el aumento de las temperaturas globales por debajo de los 2ºC a finales de siglo.

¿Y qué tenemos que ver nosotros con unos proyectos que se encuentran lejos de nuestro país? La responsabilidad de los países europeos, incluido el nuestro, está en que somos en buena parte los consumidores de esos combustibles fósiles. Es nuestro insaciable consumo de energía sucia el que está detrás del problema, y queda mucho por hacer para que Europa asuma objetivos verdaderamente ambiciosos de energía limpia y lucha contra el cambio climático. Las decisiones tomadas por el Gobierno español en forma de moratoria al desarrollo de las energías renovables son, de facto, un apoyo y una apuesta por seguir con el viejo modelo de quema de gas, petróleo y carbón.

Pero aún estamos a tiempo de lograr frenar el caos climático. De forma inmediata se deben cancelar los 14 proyectos denunciados y empezar a disminuir nuestras emisiones progresivamente. Greenpeace demuestra que esto es posible con su estudio Energia 3.0, y una [R]evolución Energética. Apostando por el ahorro, la eficiencia y las energías renovables, en el año 2050 podremos abastecernos de energía limpia, logrando así, frenar las emisiones de gas de efecto invernadero que provocan el cambio climático.


Julio Barea (@juliobarea) responsable de Energía y Cambio Climático de Greenpeace