El pasado viernes se cumplieron 100 días del vertido en el golfo de México mientras algunas fugas todavía siguen activas y los datos de las primeras valoraciones disponibles son espeluznantes:

El vertido se cobró 11 vidas humanas y la marea negra, que está causando graves impactos en los ecosistemas marinos y las especies migratorias del Golfo, se extiende por 944 kilómetros del litoral estadounidense en los Estados de Luisiana, Misisipi, Florida y Alabama.

La prohibición de pesca y sus consecuencias económicas afecta ya a una superficie de 217 kilómetros cuadrados, casi un tercio del total de las aguas territoriales de EEUU en el golfo de México.

En las tareas de limpieza han intervenido más de 6.470 barcos, un centenar de aviones y  más de 43.000 personas. 16 países, entre los que se encuentra España, están colaborando en estas tareas y, por lo tanto, desviando ayuda que podría emplearse en otros graves problemas.

British Petroleum asegura que lleva gastados 3.500 millones de dólares (unos 2.700 millones de euros) en medidas de limpieza y compensaciones y que ha perdido más de 100.000 millones de dólares en stocks. Si queréis saber en qué podría haberse invertido esta cifra, no os perdáis el siguiente enlace:
http://www.visualeconomics.com/cost-effects-of-the-bp-oil-spill_2010-05-05/

Se han iniciado hasta 408 fuegos para quemar el petróleo en la superficie del mar, con las consecuentes emisiones de gases de efecto invernadero y su contribución al cambio climático. Además, se han empleado casi siete millones de litros de dispersante que, según informaciones recientes, parece que ya se ha filtrado a la cadena trófica.

Los impactos a largo plazo del vertido son incalculables y lo peor es que ni siquiera ha servido para que se declare una moratoria internacional de las prospecciones petrolíferas en aguas profundas.

Hoy también es un día señalado en relación con otro accidente similar: se cumplen 10 días del vertido el el Puerto de Dalian, China, que se cobró una vida humana y cuyos impactos todavía están por determinar.

En España tenemos dos pozos petrolíferos que, pese a haber provocado vertidos al mar Mediterráneo en la fase de pruebas, están pendientes de recibir la autorización administrativa para operar en frente de las costas de Tarragona y yo me pregunto: ¿se han vuelto locas las autoridades españolas? Espero que no sea necesario encontrarnos con una marea negra en frente del Delta del Ebro para que se den cuenta de la peligrosidad de estas instalaciones.

Aída Vila Rovira. Campaña cambio climático